Cuando se
acude a la consulta con síntomas que pueden indicar tuberculosis, el médico
hará una serie de preguntas encaminadas a conocer la duración del problema, si
el paciente ha estado o no en contacto con enfermos de tuberculosis y durante
cuánto tiempo. Además, encargará varias pruebas para corroborar el diagnóstico de tuberculosis, ninguna
demasiado compleja, como análisis del esputo (flemas)
y radiografía de tórax.
El análisis de las flemas en el
laboratorio es especialmente importante (la flema es el mecanismo de expulsión
de las bacterias y, por ello, aparecerán en ella). La radiografía mostrará el
estado del paciente. Si ya han aparecido los huecos en el pulmón mencionados en
el apartado Síntomas,
Otra prueba muy habitual para
detectar el contagio de tuberculosis es la prueba
de la tuberculina, que consiste en inyectar bajo la piel un
derivado de una proteína de la bacteria, que es inofensivo, y estudiar
posteriormente la reacción de la piel. La interpretación del resultado debe
realizarla un profesional, ya que tanto el positivo como el negativo pueden
tener distintas interpretaciones. Tras la prueba, no hay que rascarse el brazo
aunque pique.
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